Las Margaritas: ¿Avanza la transformación del barrio?

Desde el IIPJM presentamos una nueva temporada de #PeriodismoDeReferencia para descubrir buenas prácticas como inspiración y modo de pulsar el ejercicio profesional del gremio —en este caso— en el país, con la publicación de trabajos ganadores del Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio en su edición de 2023

Entrada a la comunidad Las Margaritas. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Continuamos esta temporada, entonces, con el otro de los reportajes galardonados en el apartado de Prensa Escrita, donde hubo un premio compartido que demuestra la calidad de nuestros colegas. Para este viernes proponemos Las Margaritas: ¿Avanza la transformación del barrio?, de Lisandra Fariñas Acosta y Darío A. Extremera Peregrín, publicado en Cubadebate.

El texto fue premiado por la valentía y la agudeza para escarbar en un asunto aparentemente consolidado de los programas del país para enfrentar la vulnerabilidad social, con un nivel de diálogo entre los reporteros y los sufrientes poco usual en la prensa cubana. A continuación puede leerse.


Las Margaritas: ¿Avanza la transformación del barrio?

Apenas unas cuadras separan Las Margaritas de la Calzada de Diez de Octubre. Pasas el parque de Santos Suárez y a pocos metros de la esquina de la calle Flores y San Bernardino se yergue una empinada escalera.

Dicen que en la escalera anterior las señoras más ancianas del barrio se caían cotidianamente, que casi había que subir y bajar saltando debido a la ausencia de escalones. Había quienes no podían bajar… Esta es más orgánica, con pasos de menor altura, pero aún insegura, sin barandales donde puedan sujetarse las personas mayores.

Pero “es de lo mejorcito que han hecho”. Es un criterio compartido por varios habitantes de esta ciudadela –porque todavía sus habitantes la llaman así–, que agrupa más de 30 viviendas y que en 2021 pasó a formar parte del programa de transformación integral de barrios y comunidades vulnerables en la capital cubana.

La casa de Berta es una de las primeras del antiguo solar. Preguntamos por gente que llevase tiempo viviendo allí y nos señalaron de inmediato su casa. Una señora canosa, de estatura mediana, se asomó a la ventana antes de abrirnos la puerta, ambas de aluminio, y sin dar mucho tiempo para explicar los motivos que nos hacían molestarla se disculpó.

“Muchachos, si no cojo agua ahora no tendré ni una gota. Y a saber cuándo puedo volver a coger”. Señaló hacia el final del pasillo, “atrás habrá vecinos que seguro pueden responder”.

Más de 30 viviendas conforman la conocida ciudadela, que entró en el programa de transformación de barrios en situación de vulnerabilidad en 2021. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.

Las Margaritas está en el Consejo Popular Tamarindo, municipio de Diez de Octubre. En 2021, instituciones del territorio, con el apoyo del Ministerio de la Agricultura, comenzaron los esfuerzos de transformación en ese barrio habanero.

Tamarindo es un consejo compuesto por 88 manzanas y 27 calles. Tiene 1.2 km² de extensión, en los que se ubican 44 bodegas, 29 consultorios, cinco farmacias, ocho escuelas, tres secundarias y dos círculos infantiles.

De acuerdo con el intendente del Consejo de Administración Municipal de Diez de Octubre, Damián Cardonet Oviedo, las acciones continúan hoy, a casi dos años de iniciadas.

“Tamarindo es uno de los barrios previstos para terminar ya, porque fue el primero que se intervino”, dijo.

Concluyó la reparación del parque de Santos Suárez, la escuela Escalante y su biblioteca, en el centro del parque. Se sigue trabajando en las bodegas.

El intendente precisó que “en Tamarindo el fuerte ahora es que estamos trabajando en las viviendas de la comunidad Las Margaritas. Se están haciendo las viviendas ahí, y todos los meses se están entregando un grupo de ellas”.

Eran viviendas en condición de usufructo, “ahora van a ser viviendas adecuadas para las personas” que allí viven, agregó.

Cardonet Oviedo refirió que todavía quedan en esa comunidad 18 viviendas que se mantienen como objetos de labores constructivas. Cada viernes, sobre las dos de la tarde, se hace con todos los moradores un chequeo de cómo marchan las acciones.


Al final del pasillo que va desde la entrada hasta el fondo, a la derecha, está la casa de Yenisé Contreras y su esposo, Dauniel Osorio. La puerta da directamente a lo que será la cocina. En una esquina, junto a la meseta fundida, todavía sin acabado ni instalación hidráulica, los encontramos conversando con José Anache, vecino del lugar.

Cuando a Yenisé se le pregunta cómo marcha el proceso constructivo en el barrio, el rostro se le contrae. Mira en menos de un minuto el espacio donde está de pie y en el que, cada día, tiene que completar tareas tan básicas e imprescindibles como cocinar los alimentos del hogar, y un gesto en sus manos lo dice todo, o casi todo…

“Esta casa fue la primera a la que entraron, junto con la de los vecinos. Fue, si no me equivoco, el 4 de septiembre de 2021. Y mire todavía cómo estoy, sin fregadero, fregando en un cubo, con ratones.

«A todo el que viene se lo digo, miren cómo estoy, el fregadero. Tengo dos niños, son asmáticos, miren este piso. El varón tiene nueve y la niña, 11.

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Periodista en formación
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